lunes, 27 de agosto de 2007

Los cazadores de wi-fi

La botadura de un proyecto, por pequeño que sea, siempre es algo simbólico que tratamos de revestir de una parafernalia tan pomposa como en ocasiones innecesaria. Por ejemplo, estrenar móvil y conservar la pegatina de plástico adherida a la pantalla hasta que cae por su propio peso. Pues algo así hemos perseguido en la primera entrada de este blog. Al tratarse de una especie de pulsómetro para Madrid, nos hemos ido al corazón urbano para conocer la relación entre la ciudad e Internet. De este modo, hemos descubierto en el centro de Madrid una nueva estirpe de paseantes, los 'cazadores de wi-fi'.

La posibilidad de conectarse sin cables a Internet se extiende a lo largo de 11 kilómetros alrededor del Támesis en Londres, como dos amantes que pasean su cariño por las orillas de un río. Los franceses, que siempre entendieron mucho de romanticismo, también están trabajando para facilitar las conexiones a sus ciudadanos en París. Por su parte, en Madrid, de momento se cuentan algunos puntos de conexión sin cable: la remozada Plaza de Santo Domingo, el Parque de la Vaguada y las aulas del programa Madrid Tecnología (que suman un total de 23 y abarcan la totalidad de los distritos de la capital).

Pues bien, esta información hubiera venido muy bien, por ejemplo, a Enrique, un estudiante texano que ha llegado a Madrid para hacer un máster en la Universidad Carlos III. Pero la verdad es que para llevar una semana en la ciudad, Enrique se las ha arreglado muy bien, pues ha encontrado un acceso gratuito en una pequeña plaza ubicada en la esquina de la calle Fuencarral con la calle Velarde. Desde allí se puede comunicar a diario con su novia, que vive en tierras estadounidenses.

Unos 'cazadores de wi-fi' que podrían considerarse profesionales son los Atkins, una especie de 'Tribu de los Brady' en versión exploradora. Esta familia (padre, madre y cuatro muchachos) abandonaron hace un par de meses su pueblo natal en Inglaterra, vendieron sus posesiones y se lanzaron a recorrer el mundo a bordo de un autobús que ellos mismos reformaron para la ocasión. Un proyecto de dos años de carretera y multitud de países que puede conocerse a través de su página web. La página se actualiza desde cualquier rincón de la ciudad en la que puedan captar una conexión inalámbrica, como la esquina del Fnac (calle Preciados) en la que la entrañable familia pudo ser retratada.

Algunos bares también facilitan la comunicación wi-fi, ya sea de pago, como en Starbucks (cuatro euros y medio por media hora!!!!!), o gratuitos, como en las cafeterías de El Corte Inglés (aunque en el establecimiento de Preciados la conexión no funciona siempre). En esta página pueden encontrar una relación de lugares. En cualquier caso, las posibilidades de conectarse van creciendo en Madrid, aunque no hay que perder de vista que esta transición a la modernidad debe realizarse con suma precaución, para evitar que el acceso a los recursos de Internet no se reparta de forma desigual entre la población.

1 comentario:

Unknown dijo...

Madrid es un paraíso de redes wifi abiertas. En cualquier bloque de viviendas se suele encontrar alguna que otra red de algún incauto que, por desconocimiento o dejadez, ha dejado con acceso libre.

Y sobre este tema, en esta página hay un mapa bastante modesto de algunas redes inalámbricas abiertas en Madrid.