jueves, 27 de septiembre de 2007

Austrias madrileños para el día mundial del turismo

Sobre todo han sido españoles los que se han acercado a celebrar el día mundial del turismo, muchos madrileños, según uno de los guías

Flores blancas y amarillas y pegatinas naranjas para celebrar el día mundial del turismo en Madrid; flores para todos los que pasaban por delante del Centro de Turismo de la Plaza Mayor; pegatinas sólo para unas 180 personas que se han distribuido en 6 grupos (uno en inglés) para hacer una visita guiada gratuita por el Madrid de los Austrias, organizada por el Patronato de Turismo del Ayuntamiento.

Las margaritas todavía se pueden conseguir paseando de 15:00 a 19:00 por el eje Prado-Recoletos, los alrededores del Museo del Prado, Thyssen-Bornemisza y Reina Sofía, las plazas Cánovas del Castillo (Neptuno), Cibeles y Colón, así como la Puerta del Sol, la Plaza Mayor, la de la Villa y la de Oriente (Palacio Real). También el itinerario gratuito se puede hacer todavía, pues se repetirá a las 18:00 horas; eso sí, hay que acudir media hora antes a la entrega de las pegatinas naranjas en cuestión, pues el cupo está relativamente limitado a 30 personas para cada uno de los 6 grupos, y, de hecho, según cuenta una de las trabajadoras del Centro de Turismo (punto de entrega de las pegatinas y de inicio de las visitas -Plaza Mayor, 27, metro Sol-), "algunos españoles se han unido a la visita en inglés, porque ya no quedaba sitio".

Anna es una chica italiana que ha hecho el recorrido de esta mañana, pero no ha vuelto demasiado entusiasmada: "Tendrían que haber metido más comunicación, no sólo explicación", decía pidiendo más interactividad. Claro que Pablo, un amigo de Anna, piensa que el principal problema es que ella y las otras dos chicas italianas con las que iba no han entendido bien las expliaciones por problemas del idioma; "Si todo lo que han contado han sido anécdotas", responde a Anna cuando ésta protesta por un supuestamente excesivo contenido histórico y no tanto curioso.

¿Por qué trasladaron los restos de San Isidro a lo que hoy es la colegiata de San Isidro si tenían su templo específico en la Capilla de San Andrés? Es una de las preguntas que le han hecho a José Ignacio Salmerón, uno de los seis guías de esta mañana. Quien quiera averiguar la respuesta -relacionada con la expulsión de los jesuitas-, que se apunte al tour de hora y media de esta tarde que recorrerá la Plaza Mayor, la Plaza de la Provincia, la calle Imperial, la plaza de Puerta Cerrada, la calle Sacramento, la calle Cordón, la plaza de la Villa y la calle Mayor hasta desembocar en la Plaza de las Descalzas Reales.

Quien no pueda ir hoy, tiene rutas por el Madrid de los Austrias cada lunes a las 10:00 y los sábados a las 12:00, organizadas también por el Patronato de Turismo del Ayuntamiento, pero de pago (3,25 euros, 2,65 euros en tarifa reducida). En fin, habrá que animarse a verlo mientras las termitas lo permitan, ¿no?

martes, 25 de septiembre de 2007

Los vecinos desechados de Valdemingómez

César es el presidente de la Asociación de Vecinos Francisco Álvarez, que pide a la Junta Municipal de Vallecas, a la que pertenecen, que haga su zona habitable

A las 10 de la mañana, las diferencias entre la Cañada Real Galiana y la calle Francisco Álvarez (junto al vertedero de Valdemingómez) son, sobre todo, visuales: en la Cañada hay una hilera continua de camiones, en Francisco Álvarez apenas hay tráfico; en la Cañada todavía están encendidas las farolas, en Francisco Álvarez no hay alumbrado público; en la Cañada, socabones de varios centímetros nacen, crecen, se reproducen y jamás mueren, en Francisco Álvarez no hay un mal asfalto del que quejarse: una pobre pista de tierra aplastada y un puñado de polvo.

Pero una diferencia resalta sobre todas las demás: en la Cañada yacen o se arrastran un montón de toxicómanos, mientras que en Francisco Álvarez, cinco metros a la derecha, no se ve a nadie tirado. "Aquí no hay porque de día los echamos los vecinos, pero por la noche esto es la boca de un lobo", explica César Cuesta, dueño del bar Conrado, en la calle Francisco Álvarez.

El bar tiene, desde finales de agosto, restringido el derecho de admisión y una puerta que sólo se abre cuando César da el visto bueno al visitante. "El mesón de Oviedo", justo al lado, no puede permitirse esos lujos: "Si yo echo a todos los yonquis que entran, me muero de hambre", se lamenta el gerente cubano del bar, quien envidia la suerte de César, cuya clientela consta, sobre todo, de empleados de los vertederos.

César Cuesta, además, es también presidente de la Asociación de Vecinos Francisco Álvarez, que, desde hace un año, persigue unas reivindicaciones sencillas: alumbrado público, asfaltado, alcantarillado y agua corriente. "Pedimos el derecho como ciudadano de cualquier calle de Madrid a tener los servicios básicos", resume César.

Los problemas de esta calle se han agravado progresivamente. En el 97, cuando el plan de urbanismo recalificó este lado de la vía, aislado por la M-50, como zona rústica no edificable, el área quedó condenada a la carestía de infraestructuras, perjudicando a las viviendas y naves que César dice que estaban ahí mucho antes: "Aquí hay gente que lleva vivendo 78 años", especifica, y su propio bar, abierto por sus padres, está allí hace 36 años.

Desde hace diez "pinchan" el agua ilegalmente de las tuberías de la incineradora, como hace todo el mundo, pues son la única fuente de agua corriente en la zona. César dice que quieren tener agua legal, ya que de esta manera es frecuente quedarse sin agua porque no llega la presión, pero "cuando llamamos al Canal [de Isabel II], nos dicen que hablemos con Samur Social y que nos den bolsas de agua", cuenta César, explicando que él no necesita el agua para beber, sino para el negocio.

Conquistados por toxicómanos
A las infra-estructuras se sumaron hace tres años las drogas, que encontraron un buen punto de venta en la Cañada y ahuyentaron al 50% de la clientela del Bar Conrado, de acuerdo a los cálculos personales de César: "Aquí hemos llegado a tener cuatro empleados aparte de mi madre y yo; ahora nos basta con una chica". Y la situación ha ido a peor desde que en verano se intensificó el desmantelamiento de las Barranquillas, pues sus particulares residentes se mudaron hasta aquí. "En agosto se ha incrementado un 200% -protesta César- y sabemos que esto se va a poner peor, porque nos lo ha dicho hasta la policía: en las Barranquillas todavía faltan chabolas por tirar".

Andar por la Cañada ahora da miedo y así lo siente Arancha Alonso, asistente técnico de la planta de biometanización de Las Dehesas, especialmente cuando le tocan las ventanillas del coche:
- ¿Y qué te dicen?
- No sé, no las abro, ni siquiera les miro.

A los lados de la Cañada hay tumbados, casi inconscientes, hombres y mujeres extremadamente delgados. Brazos lánguidos cuelgan inertes por las ventanillas de coches parados. En torno a una fogata en mitad de la calle, dos hombres se concentran en un trozo de papel de aluminio, mientras un tercero los mira sin aparentar verlos. Andando sin detenerse, no cuesta encontrarse varios coches a los lados de la carretera, con el parabrisas roto incluso, en cuyo interior los pasajeros extienden el brazo en una postura delatora.

Ante este panorama, César encuentra irónico que la multa por hacer botellón vaya de 300 a 15000 euros y sin embargo la policía le haya explicado en ocasiones por teléfono que el consumo de drogas no es ilegal, sólo la tenencia. La policía hace controles, pero César duda mucho de su utilidad: "Eso no soluciona nada. ¿Que paren a un tío que ha pillado 2 gramos y se lo quitan? Se va a Madrid, da el palo y viene a por más. Que paren al que vende, eso sí que soluciona".

Según César, los que venden allí son gitanos españoles, y un Audi TT reluciente o una amplia piscina en una de las "chabolas" sugieren que venden mucho. "Aquí la renta per cápita es más alta que en la Moraleja", asegura el dueño del bar Conrado, que dice haber visto cómo un camión descargaba cuatro BMW nuevecitos en el barrio.

César entiende que en algún sitio tienen que vender la droga y acepta con resignación que “ahora es aquí” y piensa que si las autoridades lo permiten es porque prefieren tenerlos en un núcleo donde estén controlados y no dispersos por Madrid. Pero con semejante remedio la zona de la Cañada empieza a ser inhabitable y la violencia no escala, viaja en ascensor: César comenta el secuestro reciente de dos chicas inglesas que tenían encerradas en la zona, otro de no hace mucho en que una familia rumana secuestró a una compatriota porque la querían casar su hijo, a él le apedrearon la puerta del bar hace diez días y hará cosa de un mes escuchaba tiros en la calle a las ocho de la mañana. “Esto es el Bronx”, hace la inevitable comparación uno de los vecinos.

Aislarse o emigrar
El único remedio que se les ocurre por ahora desde la asociación de vecinos es, aprovechando la construcción de un nuevo acceso al vertedero, pedir una salida a esa vía por la parte trasera de la calle y que les autoricen a construir una valla que les aisle físicamente de la Cañada. Pero mientras llega ésta o cualquier otra solución, los ánimos de los vecinos están cada vez más crispados y César ya habla de patrullas nocturnas: según él, los patrulleros no buscan a los drogadictos para apelearlos, pero si ven a alguien drogándose en la calle, lo echan. ¿Hasta dónde puede llegar esto? “Pff... No lo sabemos”, responde César sin mayor atisbo de esperanza.

A los clientes, poco a poco se van sumando los suministradores del bar Conrado: “Me han llamado los de las tartas, que ya no me sirven más, que aquí ya no entran”; el proveedor de Coca Cola ya le dijo a César que sólo le entrega el material a primera hora, que es cuando está todo algo más tranquilo, y que si no no se lo lleva, y el de los vinos también le ha avisado de que, de seguir así la cosa, tampoco vuelve.

Así pues, sólo queda la huída: el bar está en venta. Un local de 760 metros cuadrados que ofrece por 250.000 euros, “pero vamos, que si me dan 200.000 me voy también”. Según César, poco podría hacer con ese dinero (unos 33.200.000 pesetas), “pero me serviría para que mis padres tengan una jubilación digna, para que salgan de aquí”. En cualquier caso, no confía mucho en poder venderlo, porque “los gitanos no me van a comprar nada legal, y un inmigrante no me va a pagar 200.000 euros”.

Preguntado por una alternativa realista, César confiesa que sólo les queda esperar a que la zona se degrade tanto que aprueben un plan específico o que les expropien. Pero confía en que algún político dé con alguna salida: “Las cabezas pensantes son ellos. A los que yo voto son los que tienen que darme la solución -reivindica-. A nosotros sólo nos queda el recurso de la pataleta”.

lunes, 24 de septiembre de 2007

Curling en el hielo madrileño

Según Ana Arce, España está en el puesto 15 o 16 de Europa en curling, "y en el mundo, poco más abajo"

En curling hay una regla no escrita según la cual el equipo ganador de un partido invita a una ronda al que pierde. "Y se cumple a rajatabla", asegura Antonio de Mollinedo, jugador del equipo español que compite a partir de hoy en el Europeo Mixto que se celebra en el Palacio de Hielo de Canillas hasta el 29 de septiembre. Esto da una idea del ambiente que reina en esta competición olímpica; de hecho, en teoría ni siquiera hay árbitro, y aunque en las competiciones internacionales de más nivel ya se ha incluido, se ha hecho con una particularidad: "Sólo entra el árbitro si lo piden los jugadores", explica Antonio, quien añade que si los jugadores llegan a un acuerdo entre ellos, el árbitro queda fuera: según él, en el curling reina "el buen rollo, muy, muy buen rollo".

El equipo español para esta competición está compuesto por cuatro jugadores: Ana Arce, Ellen Kittelsen, José Manuel Sangüesa y el propio Antonio. Ninguno de ellos lleva mucho tiempo jugando, pues en España, según explican Antonio y Ana, este deporte se practica sólo desde hace cinco o seis años. La más experimentada es Ana, que comenzó hace ocho años en Suiza: "Me invitaron unos amigos, empecé y me enganchó"; se enganchó tanto que montó primero la federación de curling de Andorra y después la de España.

Antonio se enroló en el curling por afán olímpico: "Nos juntamos varios amigos y buscamos un deporte en el que pudiéramos ir a las olimpiadas y que no hiciera nadie en España. Pensamos que el salto de trampolín era un poco arriesgado -explica Antonio entre risas-, y encontramos el curling. Empezamos muy de broma y de cachondeo, pero la verdad que engancha mucho".

Engancha tanto que, según estos dos jugadores, es el segundo deporte de invierno con más audiencia televisiva, después del slalom: en Canadá, cuando lo televisan, tiene más espectadores que el hockey hielo, que es deporte nacional, matiza Antonio.

En España, sin embargo, no está tan extendido, y no es ya que ni Ana ni Antonio puedan vivir de esto (ella es fotógrafo y él ingeniero informático), sino que para entrenar tienen que salir del país: "Tenemos que salir de España cuatro o cinco veces al año para entrenar fuera, y eso es muy caro y hay que pagarlo de tu bolsillo". Para conseguir financiarse, el año pasado vendieron un calendario con jugadoras de curling desnudas que hizo la propia Ana: recaudaron 55.400 euros, un resultado como para repetir la experiencia este año.

El problema para entrenar aquí es que no hay hielo dedicado, dice Ana: el curling requiere un hielo específico, distinto al del patinaje o el del hockey, pero, sobre todo, requiere un hielo, cualquier hielo, en el que puedan jugar sólo al curling y disponer así de horas de entrenamiento. "El hielo dedicado es la clave para conseguir medallas", asegura Ana, que se apoya en el ejemplo de Italia: "Hace cinco años no tenían hielo y estaban a nuestro nivel. A base de invertir y poner hielo, el año pasado ganaron la medalla de plata en los europeos".

Por no haber, en España no hay siquiera una liga nacional, aunque sí un campeonato de España en el que compiten unos 6 equipos femeninos y 20 masculinos, de acuerdo a los cálculos aproximativos de Antonio. Es el equipo ganador de este campeonato el que acude a las competiciones internacionales, pues, según Ana y Antonio, una selección no funcionaría bien en curling, pues dicen que es necesaria mucha química y conocerse muy bien: "Tú coges a los cuatro mejores jugadores del mundo a jugar juntos y no funcionaría".

En cualquier caso, ambos jugadores auguran mejores tiempos para el curling nacional, amparados por el rumor de que el año que viene se inicie una liga como tal y por el impulso que quiere proporcionar el ayuntamiento a cualquier deporte olímpico, incluso a los de invierno: "La verdad es que teniendo en cuenta lo poco importante que es el curling para España, sí que nos han dado un apoyo muy importante -admite Antonio-. Sin el apoyo del ayuntamiento y de la comunidad de Madrid no podríamos sacar adelante esta competición".

viernes, 21 de septiembre de 2007

Cuentistas por hobby


Según sus integrantes, lo especial de La Trupé es que cada uno relata cuentos muy diferentes con un estilo muy propio

"Érase una vez, que ya no es...". Así empieza el primer cuento de Nacho. Nacho no es cuentista; Nacho es economista. Del mismo modo, Laura es profesora de música; Jesús, técnico de drogas; Bea, educadora social; Manolo, funcionario del Ministerio del Interior; Amalia, fisioterapeuta; Laura, estudiante de magisterio, y Raúl, diseñador gráfico. Pero todos, juntos, son La Trupé.

Lo que empezó con un curso de cuentacuentos que juntó a muchos desconocidos, se ha convertido a estas alturas en una caperucita drogadicta, una princesa desencantada de un príncipe "gilipoyas", una madre que asfixia a su hijo por terror, y tantos otros imposibles. Precisamente los imposibles, meterse en un mundo de fantasía que rompe con su rutina habitual, es una importante motivación para Laura, la profesora de música: "Yo no quiero hablar de lo cotidiano".

Ésa, según ella, es una de las cosas que los diferencian de los monólogos. Para Nacho, "el monólogo es más una historia cotidiana que busca la risa fácil. El cuento es como más profundo". Ni Nacho, ni Manolo, ni Laura se ofenden porque les llamen monologuistas, es, simplemente, que no es lo que son; Manolo confiesa que está pensando escribir algún monólogo; Nacho reconoce que en sus cuentos introduce algunos recursos propios de ese género: "Yo soy cuentólogo", se describe a sí mismo entre risas; Laura, niega la mayor: "Yo no soy monologuista".

En cualquier caso, no les importaría que hubiera un boom de cuentacuentos como lo hubo en su día de monólogos, de acuerdo a los comentarios de Jesús, que dice que como a la gente no le dé de pronto por ver cuentos en la tele, es difícil hacer profesión como cuentacuentos: "De esto vive la élite, y la élite son tres".

Desde luego, con afluencias de público como la de ayer es difícil subsistir: seis personas, cuatro de ellos amigos de los cuentacuentos. El grupo protesta por actuar los jueves, porque apenas va gente, mientras que cuando lo hacen los sábados, según ellos, llenan la sala del Plot Point, el teatro que les acoge. De cada entrada, a 8 euros los jueves y 10 los sábados -con bebida incluida el segundo día-, se quedan el 50% los miembros de la Trupé que actúen. "Que actúen" porque no salen todos en cada contada, sino que se van turnando, y lo normal es que participen tres en cada espectáculo y uno más que se encarga de las luces.

Dicen que ganan bastante más con las contadas infantiles, pero también es cierto que ganar dinero no es la motivación de todo esto. De hecho, han participado en varios espectáculos benéficos para la Asociación Juvenil e Infantil Virgen de Atocha (AJIVA), el hospital Niño Jesús, la Fundación Magdala...

Cada uno con sus motivaciones personales, Manolo ve en los cuentos una envoltura entretenida para transmitir siempre un mensaje de fondo y saciar cierto afán de protagonismo confeso; Laura cree que el escenario le ayudará a superar su fobia a tocar música en público y a transmitir, además, "cosas que sientes"; Nacho, parece hacerlo más por puro entretenimiento, por "contar cosas que no has vivido y adaptar el mundo a tu realidad".

Más o menos a gusto en sus trabajos oficiales, por ahora a los cuentos no les piden manutención, y se conforman con haber encontrado gente con la que compartir una pasión y poder acercar un mundo que les fascina a un público que no está acostumbrado a él: los adultos. Laura, si se dirige a este público, es para una cosa: "que se metan en el mundo de los cuentos y disfruten como niños".

jueves, 20 de septiembre de 2007

La noche en blanco y en tinto

¡¡¡El salchichón y las bravas también son cultura!!!

Llega la segunda edición de la Noche en Blanco. La gran 'gimkana' de la cultura. Las doce pruebas de Asterix. El visitante puede desempolvar aquellas zapatillas de deporte con suspensión y cámara de aire, aquellas que compró en año nuevo con el propósito de salir a correr todas las tardes. Y es que el visitante debe estar preparado para recorrer muchos kilómetros, dada la vastedad de la oferta. Tanta caminata puede condenarnos a una sed y a un hambre profundos como un agujero negro. Ahí van algunas recomendaciones de entre los cerca de 300 bares y restaurantes que permanecerán abiertos durante la Noche en Blanco hasta las cinco de la madrugada. ¡Los chinos de la Gran Vía ya no son el único recurso para calmar esa hambre sonámbula!

En la zona de Lavapiés podremos acudir buscando avituallamiento al Soidemersol. Ésta es una de las terrazas con más leyenda de la calle Argumosa. Antes se llamaba 'Los Remedios' y se conocía popularmente como 'El Económico'. Entonces, el brillante grupo de pop 'La Buena Vida' les dedicó un disco al que llamaron 'Soidemersol', título consistente en la inversión del nombre original del bar. Algún tiempo más tarde, los nuevos dueños reformaron el local, adoptaron el nombre del disco de 'La Buena Vida' y los precios dejaron de ser tan económicos. Sin embargo, sigue manteniendo cierto encanto, y estará abierto hasta las cinco de la mañana del sábado "si los clientes responden a la llamada de la Noche en Blanco", según aseguran sus responsables. La cocina funcionará hasta la una, y después se servirán tostas, embutidos y platos fríos. El espectaculo más cercano será la intervención de Kristoffer Ardeña, llamada Monumentos comestibles, en la Plaza de Lavapiés, de 21 a 3 horas.

El Soidemersol alargará su horario con motivo de la Noche en Blanco

En la Plaza Isabel II, junto al Teatro Real, se puede buscar refrigerio en el 'Café del Real', un lugar acogedor para degustar buenos mojitos o apetitosos pedazos de tarta. Además, Micaela y Mercedes garantizan mucho arte en la atención al cliente. De hecho, Micaela se dedica también al mundo del teatro y ahora participa en el Teatro por la Identidad, que se da cita cada lunes en el Alfil. Por su parte, Mercedes se dedica a escribir algunos cuentos infantiles. Este lugar es estratégico para la Noche en Blanco, pues se encuentra al lado del Teatro Real, que podrá visitarse de 23 a 3 horas.

Quizás una de las citas obligatorias de la noche sea la sesión de Fibla, uno de los djs más importantes de la escena catalana. En ella, además, su música se fundirá con la literatura en el Centro Cultural Blanquerna. Uno de los bares que abrirán toda la noche cerca de este escenario, y también emparentado con la literatura, es el Café Gijón, que tendrá servicio de terraza si el tiempo acompaña, y en el que se servirán sus tradicionales callos y croquetas.



Y sin abandonar la comida madrileña más tradicional, la bocadillería El Brillante, frente al Museo Reina Sofía, también servirá sus afamados bocadillos de calamares durante buena parte de la noche. Si sus preferencias responden a una cena de cuchillo y tenedor, puede acudir, también en la plaza del Reina Sofía, a la pizzeria Pinocchio, que estará abierta hasta las tres de la madrugada.

Si alguien no tiene mucha curiosidad artística y quiere limitarse a hacer barra fija en los bares, una buena opción es la de acudir a El Águila, en el número dos de la calle La Palma. Estará abierto hasta las cinco de la madrugada y ofrecen un descuento especial para la Noche en Blanco: 3x2 en minis de calimocho y de cerveza, los cuales se pueden acompañar con tapas de oreja, bravas, albóndigas, alitas de pollo, etcétera. Ahora sólo falta desear el buen funcionamiento de las medidas que ha presentado el alcalde Gallardón para facilitar el transporte por los itinerarios de la Noche en Blanco.

Cante jondo en el suburbano madrileño

Carmen Pacheco Rodríguez, nombre auténtico de Carmen Linares, fue Premio Nacional de la Música en 2001 y Medalla de Oro de las Bellas Artes en 2006

Lonas negras cierran parte del vestíbulo de la estación de metro de Chamartín; dos sábanas rojas, a modo de puerta, dan paso a una alfombra del mismo color que atraviesa una sala atiborrada de sillas plegables de madera; al otro extremo, frente a la entrada, un escenario, un único foco blanco y una voz: "¡Hacia Roma caminan dos peregrinos, a que los case el Papa, mamita, porque son primos, niña bonita!".

Carmen Linares puso en pie anoche al auditorio de la tercera sesión de la Cumbre Flamenca Comunidad de Madrid 2007, con un repertorio que ella misma bautizó como "Popularis Jondis", compuesto a partes iguales por canciones populares y cante flamenco. A su derecha, Julio Blasco, Rafael Villanueva, Pedro Esparza, Ana Mari y Javier González, con el contrabajo, el violín, la flauta travesera y las palmas, respectivamente; a su izquierda, Paco Cortés y Miguel Ochando guitarras en mano, y Tino Di Geraldo con las manos sobre el cajón flamenco y la percusión en general.

Entre el público, muy pocos se sentaban con naturalidad, y preferentemente estiraban el cuello para intentar ver a la cantaora por encima de las cabezas de delante, o bien se giraban hacia los primeros planos que enfocaban cualquiera de las seis pantallas de plasma. Seguramente este mismo público tan propicio a la tortícolis estuviera pensando en Gallardón y en que ojalá hubiera puesto aire acondicionado también en las estaciones y no sólo en los vagones
de metro cuando tenía competencia para ello: el calor agobiante daba un aire andaluz al público con sus improvisados abanicos, y un énfasis a los rostros de sufrimiento y esfuerzo de la protagonista, bañada en sudor bajo los focos: "Vamos a salir de aquí más chiquitillos del calor que estamos pasando", protestó con humor Carmen Linares.

Sufriendo este mismo calor, entre el público estaba Maribel, bailarina profesional de baile clásico español desde hace 22 años. Ella vino también a las jornadas del lunes y el martes, con José Mercé en el estreno y El Güito al día siguiente, y resume ambas en dos palabras: "Genial, genial". También asistió a la cumbre flamenca del año anterior, en Nuevos Ministerios, "pero creo que este año está mejor, me parece que esto es más grande", aseguraba mientras esperaba ayer a recoger su invitación en una fila de más de media hora.

Algunos, de hecho, llevaban apostados al frente de la cola desde las seis de la tarde, aunque las entradas no se empiezan a repartir hasta las nueve. "Y mañana me han dicho que venga pronto, porque como toca Carmona dicen que esto va a estar hasta arriba", cuenta Maribel, viéndose a sí misma esperando durante tres horas para asegurarse una invitación para la sesión de hoy de Antonio Carmona.

El viernes será el turno de Aurora Vargas y Pansequito, otros dos grandes, según Maribel, para los que, sin embargo, ella misma cree que no habrá problema de entradas, porque dice que no son tan famosos fuera del mundillo como Carmona "y además, siendo viernes la gente se irá a otras cosas", explica Maribel con la esperanza puesta en una fila más corta.

El flamenco, según esta bailarina, está de moda, y aunque Maribel está encantada con certámenes como el del metro, teme que el flamenco esté desplazando a otros bailes clásicos españoles, y lamenta que el Ballet Nacional le dedique, a su parecer, también cada vez más tiempo.

miércoles, 19 de septiembre de 2007

De turismo entre las tumbas de La Almudena

Las tumbas de Lola y Antonio Flores son las más visitadas

La tumba de Jim Morrison, en el cementerio Père-Lachaise de París, suele congregar a multitud de sus seguidores, para desesperación de los conservadores del cementerio. Y es que hay muchas ciudades que, como París, promueven la visita a sus cementerios como atracción turística. No es el caso de Madrid, donde la gente, por lo general, desconoce las tumbas o los monumentos de sus camposantos. ¿Podría promocionar Madrid la visita a sus cementerios?

En cuestión de personajes, las tumbas madrileñas son muy castizas. Por ejemplo, el equivalente a la tumba de Jim Morrison podría ser la de Lola Flores, en el cementerio de La Almudena, que recibe visitas y dedicatorias frecuentes de sus seguidores. A su lado se encuentra también la tumba de su hijo Antonio. Un par de estatuas homenajean a ambos. Otra de las estatuas más llamativas de La Almudena es la del torero 'El Yiyo', muerto en 1985 en la plaza de toros de Colmenar por la cogida de un toro.

Otro de los personajes famosos enterrados en dicho cementerio es Jesús Gil, ex presidente del Atlético de Madrid y ex alcalde de Marbella. A pesar de la ostentosidad de la que hacía gala en vida, el panteón de su familia es muy sobrio, y carece de grandes escudos del Atlético o reproducciones de la fuente de Neptuno. Entre las tumbas de personajes famosos también se encuentran las de Enrique Urquijo, Tierno Galván, El Fary o Francisco Umbral.

Pero en Madrid existen otros cementerios más modestos. Por ejemplo, el cementerio hebreo, situado en la carretera de Vicálvaro, o el cementerio anglicano, en el distrito de Carabanchel. En este último está enterrado el fundador del emblemático restaurante Lhardy. Hasta el momento se desconoce la existencia de alguna procesión desde el restaurante hasta la tumba para honrar sus célebres caldos y croquetas.

El retrato más completo de cementerios madrileños se encuentra en Cementerios de Madrid. Memoria sepulcral de la ciudad, obra de Miguel Álvarez. El autor certifica la dificultad de escribir sobre cementerios: "Algunos amigos me devolvieron el libro cuando se lo regalé, porque no les gusta mucho el tema". Álvarez también reconoce el declive de los cementerios, por el elevado precio de las tumbas y por el aumento de incineraciones. Desde luego, él se apunta a esta última tendencia: "¡A mí, que me incineren!". Este especialista en cementerios reconoce que la muerte no hace iguales a pobres y ricos, como suele decirse: "Sólo hay que mirar las diferencias entre las tumbas más modestas y los ostentosos mausoleos de los ricos".

martes, 18 de septiembre de 2007

Los pisos más pequeños de Madrid

Zapatero ha anunciado hoy una serie de medidas para ayudar a los jóvenes a alquilar una vivienda. Los propietarios de pisos lo celebran: "Con 210 euros de ayuda a costa del Estado podemos subir los precios del alquiler", opina una de las dueñas de los pisos más pequeños que en estos días se alquilan en Madrid.

Seguramente esta postura la apoye Félix Gallego, asesor comercial de "Madrid Inmobiliaria", quien cobra una mensualidad por gestionar el alquiler de un piso y reconoce que "piden una barbaridad, pero lo piden en todos sitios: es lo que hay". A pesar de esto, dice que los pisos en alquiler por la zona centro no les duran más de dos días vacíos: "Ahora mismo sólo tenemos dos estudios, y sólo hoy he recibido 20 llamadas interesadas en ellos". De hecho, tan confiado está en no tener problemas para alquilarlos, que se deja llevar por la pereza al negarse a enseñar uno de los dos estudios, porque va a ir un grupo a verlo mañana y no merece la pena hacer dos viajes.

El propio Félix admite las reducidas dimensiones de uno de sus estudios, donde dice que vivir es un agobio: "es más bien un sitio para ir a dormir", comenta de una vivienda de 20 metros cuadrados por la que cobran 500 euros mensuales. Según él, hay estudios aun más estrechos, pero cree que "en pisos pequeños es una tontería hablar de metros, porque hay que tener en cuenta la distribución", a pesar de lo cual confiesa que, para su criterio, menos de 20 metros no es habitable.

Debe de ser un criterio relativamente estandarizado, aunque lo rebate Jose Antonio, un inmigrante que vive en Vallecas en un estudio, según su medición, de 15 metros cuadrados: más de 580 euros al mes, dice que paga. Extremos a un lado, aquí os dejamos algunos de los pisos que hemos encontrado en los bordes de esa franja de habitabilidad:

Estudio de 23m2 en Chamberí: 650 euros
Es un estudio reformado por la propietaria, que es diseñadora de interiores, y el tamaño viene a ser
como la mitad de un vagón de metro. Está situado enfrente de la Plaza de Chamberí y el precio incluye la comunidad y el agua. No es una vivienda recomendable para gente con claustrofobia.

Estudio de 20m2 en el Barrio de Salamanca: 600 euros
Es un piso situado en la calle Lagasca en un enorme edificio de apartamentos. En este caso, al menos, el baño es ind
ependiente. La cocina se encuentra empotrada en un armario. No es un piso apto para grandes celebraciones ni para acoger a muchos invitados.

Estudio de 25m2 en el barrio de Embajadores: 600 euros
Es un salón luminoso ubicado en pleno Rastro. Con el baño aislado y los muebles inteligentemente distribuidos, aparenta una amplitud que desmienten dos tipos estirados o, simplemente, una mesa donde comer.

Estudio de 20m2 en el barrio de la Plaza Mayor: 500 euros
Esta ventana tiene vistas a la terraza de un bar de la calle Cololeros. Aunque más parecida a la salida de humos de la cocina del bar, es el único punto de luz natural de un estudio que, pese a todo, ahora está ocupado y ya está reservado para cuando se vacíe el 1 de octubre.

Pequeñas panorámicas de la Castellana

Aunque no muy altos, cinco edificios de la Castellana ofrecen bonitas panorámicas

El turista u oriundo que quiera apreciar la Castellana a vista de pájaro, se tendrá que conformar con el vuelo raso de una paloma, pues son pocos los edificios que permiten subir a las últimas plantas para ver la panorámica. Sin embargo, quien no exija enormes rascacielos para divisar la ciudad completa, sí podrá encontrar algunos edificios desde donde echar un vistazo a la importante calle madrileña a una decena de metros de altura.

El paseo de la Castellana concentra numerosos bloques de vidriera y gran altura que albergan oficinas de importantes empresas, pero las grandes vistas están reservadas para los empleados, y quien intente subir sin cita previa se topará con el correspondiente guardia jurado explicándole que el paso está restringido. Por suerte, un par de centros comerciales sirven para saciar la curiosidad.

Un ventanal corrido muestra los jardines del Ministerio de Fomento desde la última planta de El Corte Inglés de Castellana, donde el restaurante ofrece un menú con vistas de lunes a sábado (y el primer domingo de mes) y de una a cuatro y media de la tarde. Pero quienes sólo estén interesados en tirar la foto, pueden subir durante el horario normal del centro comercial, horas en las que el restaurante está abierto pero sin clientes, y los camareros no dan problemas a los curiosos.


El recorrido en altura, sin embargo, no empieza en Nuevos Ministerios, y aunque ninguna de las torres de Picasso permiten el acceso, al principio de la vía, en Plaza Castilla, la sede de la Fundación del Canal de Isabel II tiene un depósito de agua desde el que contemplar la plaza y sus emblemáticas torres Kio a ciertos metros del suelo.



Volviendo a la zona más céntrica de la Castellana, el número 41 de la calle permite disfrutar del skyline del centro de Madrid. Si al llegar no está el guardia en recepción, es fácil usar el ascensor para llegar a la séptima planta, sede de las oficinas de Hermanos Revilla, donde tampoco se puede pasar sin cita concertada o contrato laboral. Pero las escaleras que llevan hasta allí dejan libre la vista en dirección a Colón.



Prácticamente enfrente, otro centro comercial, ABC Serrano, no dificulta a nadie llegar hasta la zona de máquinas, en el punto más alto del edificio, desde donde se puede disfrutar del atardecer silueteando la escultura que corona el edificio de Mutua de Madrid. Los habrá que prefieran la vista tranquilamente sentados y no con los ruidos propios de las máquinas de un centro comercial; que se acerquen a la cuarta planta de este edificio, que cuenta con la amplia terraza del restaurante Pedro Larumbe.




Tampoco en Colón hay ningún edificio que permita disfrutar de las vistas, y no es ya hasta la plaza Cánovas del Castillo (la plaza de Neptuno) donde se puede subir al gimnasio del Gran Hotel Canarias y ver la continuación de la Castellana, el paseo de Recoletos.





lunes, 17 de septiembre de 2007

La Patrulla X abandona Madrid

Los cines X de la ciudad pierden espectadores

Luis lleva 22 años de su vida realizando la misma tarea: vender entradas en la sala X de la Corredera Baja de San Pablo. Sin embargo, Luis piensa que el final de sus días en este trabajo se acerca por la disminución constante de espectadores: "Durante los años 80 había entre 14 y 17 salas X en la ciudad, y actualmente sólo hay tres", asegura Luis. Sin embargo, otro experto en el tema, Nacho Vidal, héroe del porno nacional, no teme por el futuro de dichas salas, porque dice que allí "la gente va a buscar rollo, y así lo va a seguir haciendo", al mismo tiempo que asegura que nunca ha pisado una sala X.

Para arrojar luz sobre la verdadera situación del cine porno madrileño podríamos acudir a las estadísticas del Ministerio de Cultura, pero la verdad es que de poco sirven. Por ejemplo, según el Ministerio, existen dos salas que exhiben cine porno en la capital, cuando en realidad existen tres: en la calle Pozas, en la calle Duque de Alba y la citada en la Corredera Baja.

Según los datos oficiales, los números de la industria en Madrid en 2006 fueron de casi 600.000 euros de recaudación y más de 190.000 espectadores. Pero como se ha dicho, estas estadísticas no gozan de mucha credibilidad, pues el Ministerio se olvida de una de las salas X existentes en la capital. Si realizamos una comparativa con respecto a los último años observamos una caída en el número de espectadores (27.000 menos que en 2004) y en la recaudación (7.000 euros menos que en 2004). Luis achaca este descenso a un acceso cada vez más sencillo a contenidos porno (desde el dvd a Internet). En cualquier caso, estas cifras significan que la ciudad de Madrid quintuplica a la segunda ciudad española con más espectadores, que es Valencia según los datos del Ministerio.

Una muestra del declive de la industria, además de en el número de salas, se encuentra en el cartelismo. Actualmente, las películas se anuncian a través de rudimentarios carteles, hechos a mano con un par de rotuladores y que simplemente reflejan el título de la película. Antiguamente, a pesar de estar hechos a mano, "los carteles estaban mucho más elaborados", recuerda Luis.

Esta situación de crisis choca con la buena salud de las salas X en otros países, como Estados Unidos, según Luis. De hecho, en Estados Unidos, "los ingresos de la industria en su conjunto -incluyendo revistas, páginas web, canales por cable y películas para circuitos privados como hoteles y sex-shops- ascendían a 14.000 millones de dólares anuales, una cifra que superaba en Estados Unidos, desde luego, los ingresos de la industria cinematográfica tradicional, pero también los del negocio del deporte profesional: beisbol, fútbol americano y baloncesto juntos". Estas son palabras recogidas de La ceremonia del porno, el último premio de Ensayo Anagrama, en referencia a "Naked capitalists", un artículo publicado en mayo de 2001 en New York Times por Frank Rich.

Tal vez la salida a esta crisis se encuentre en la reconversión de los salas X en cines convencionales, algo parecido a lo que sucedió con el Teatro Alfil, el cual, según cuenta Luis, fue en la antigüedad uno de las primeras salas porno de la ciudad. De hecho, la sala de la Corredera es bastante amplia, pues tiene más de 200 butacas, y ya fue un cine convencional antes de su conversión al porno en 1982.

Entre la visión romántica que ofrece Luis de las salas X y la visión realista de Nacho Vidal, lo cierto es que tal vez Luis tenga que buscarse otro trabajo en breve, por el declive de las salas X que muestran los números. Entonces tal vez Luis tenga que pasear su currículum por muchas empresas: "Hombre busca trabajo con experiencia de veinte años como taquillero de cine porno". Luis contempla esta perspectiva con filosofía: "Todo tiene su momento álgido y su declive. Cuando llegue el día del cierre tendré que buscar otra cosa y seguir trabajando. Y ya está".

viernes, 14 de septiembre de 2007

Este pañuelo es la bomba, aunque parezca un chiste fácil






No es posible. Un maniquí de lo más pijo luce el palestino de moda asomado al escaparate del Zara de Serrano. "¿Dónde tenéis el pañuelo ése?" pregunto tratando de ocultar mi ansiedad . "Huy hija, agotadísimo" suelta la dependienta, más agotada que el pañuelo de soportar la taquicardia de las fashion victims.




Teléfono en mano, peino las 17 tiendas de la cadena en Madrid capital. "Oye, ¿queda algún pañuelo como el que te llevaste tú ayer?". Al otro lado del hilo oigo como la cajera hace sus pesquisas entre compañeras. Vuelve a dirigirse a mí: "¿en qué color te gustaría?", me interroga con sorna. Por un momento recupero la esperanza. Negativo. Se los quitan de las manos en cuanto salen del camión. Y eso que cuesta 19,90 euros la pieza, un precio más que considerable según la media del emporio de Amancio Ortega.





Nicolas Ghesquière para Balenciaga -heredero del trono que Tom Ford al abandonar Gucci había dejado desierto- es el culpable de que los pañuelos palestinos, con más carga que un simple souvenir étnico, sean el complemento más popular y buscado de la temporada. Primero fueron los oenegeistas, luego los perroflautas, el año pasado los adoptaron los modernillos que visten mirando a Londres y este año la democracia del copy-paste lo entrega al pueblo. A la salida del colegio, en las mesas de Embassy, en Malasaña, en Chueca o en el club más poligonero del extrarradio puedes encontrar a cualquiera ataviado con el símbolo de la lucha palestina que Arafat puso de moda entre los defensores de la causa hace 40 años.



Hasta Zapatero en un festival de las juventudes socialistas a finales de julio se dejó colocar, talante mediante, uno al cuello mientras le fotografiaban. Claro, que tan sólo dos meses antes, Valcárcel, presidente de la Comunidad Murciana, se inmortalizaba con otro.



No se lo digas a nadie pero en el Rastro se venden de colores y a un precio que no hará saltar por los aires tu economía. El próximo domingo hazte con tu "kufiya" y aprovecha la moda para enroscártelo al cuello sin que te tachen de antisemita.

Breakdance sobre el mármol de Colón

Parido en los 70 por Kool Herc, un DJ del Bronx (Nueva York), e inspirados en su día por los enérgicos movimientos sobre el escenario de James Brown, los bboys (como los bautizó Kool Herc) reivindican su auténtico nombre frente al extendido breakdancers (bailarines de breakdance), pues dicen que refleja mejor su integración dentro de la cultura hip hop, como uno de los cuatro pilares de la misma. Las películas de los 80 trajeron hasta España este movimiento, que ahora toma cada día el control de la esquina de las Torres de la Plaza Colón.

En verano, jóvenes de entre 20 y 30 años se reúnen en Colón para entrenar cada día, a partir de las 20:00 y hasta la una o dos de la madrugada. Para invierno, prefieren Principe Pío, que está a cubierto. También usan sintasol, una pista de baile para llevar, "pero podemos bailar en cualquier parte, donde te enganche la música", comenta uno de los bboys más veteranos de Colón.



Meca del modo de vida que han elegido, los bboys no olvidan Nueva York, donde, según algunas teorías, el breakdance nació como forma de enfrentamiento entre bandas que luchaban por el control de un territorio dentro del Bronx. Para otros, fue Kool Herc y sus fiestas en el parque de su barrio quien, mezclando los breaks (clímax de una canción) dio lugar al bboying.






Reunidos en corro -que ellos mismos comparan con los círculos flamencos-, los bboys van saliendo por turnos y, en competiciones, son frecuentes los desafíos: "Si yo señalo a alguien en el corro, ése va a tener que responderme a mí, y si no lo hace, queda mal conmigo", explica Carlos, que aplica al breakdance los conceptos de batalla que adquirió en ninjitsu.




Dentro del bboying existen unos pasos básicos, tal y como explica David, pero fuera de los elementales, "no está bien visto tomar pasos de otro grupo". Al margen de las trucos y movimientos espectaculares, los que más metidos están en esta cultura insisten en que lo importante del brakedance es bailar y vivir la música; tal y como explica un bboy de 30 años, si no sientes el ritmo "no pasarás de ser un acróbata".

jueves, 13 de septiembre de 2007

¿Te apañarías con un piso de 26 metros?


Gerardo, actor, vive un día de cara al público en la recreación
de una microvivienda junto al Museo Reina Sofía




Manolo tiene 27 años, 900 euros de nómina y muchas ganas de destetarse de la casa de sus padres. Pero por más cuentas que hace no le cuadran los números de una hipoteca si quiere vivir en Madrid y comer todos los días del mes.

Los jóvenes madrileños deben emplear más del 85% de su salario para acceder a una vivienda libre. Eso o comprarse un piso de 26 metros cuadrados, según el Observatorio Joven de Vivienda (OBJOVI).



Y ¿cómo se vive en una casa de esas proporciones? Achuchadito y bien organizado. Para visualizar la situación -y de paso denunciarla- el Consejo de la Juventud de la Comunidad de Madrid ha montado una casa con estas condiciones delante del museo Reina Sofía aprovechando dos contenedores de la construcción con un lado acristalado. En su interior, un actor ha pasado un día haciendo su vida de cara al público para que sea éste el que juzgue la vida en una microvivienda.




- Joder, es una lata de sardinas. Ahí te asfixias, le dice un amigo a Manolo
- Pues no está tan mal, tronco, mejor que vivir con mis padres, le contesta
- ¡¿Qué dices?! Pero si no te cabe ni la 'Play'...



La campaña del Consejo de la Juventud devuelve una vez más el debate a la calle. ¿Merece la pena sacrificar el sueño de la emancipación por las comodidades o son metros irrenunciables para vivir no cómodamente sino dignamente? ¿Es intolerable o sólo cuestión de prioridades? ¿Vivirías en una casa de 26 metros cuadrados?

Customización: una nueva vida para tu ropa

Esta es la camiseta que Henar ha customizado para nosotros.
El resultado final se muestra unas líneas más abajo

Todos los armarios del mundo guardan alguna prenda marginada por su dueño. Ahora es posible darle una segunda oportunidad y convertirla en una pieza única gracias a la customización. ¿Y qué es la customización? "Es tunear la ropa", aclara Henar en una explicación apta para todos los públicos. Henar es la responsable de Gildas, una tienda/taller de Malasaña donde customizan desde faldas hasta abrigos, pasando por monótonas camisetas grises. Y esta es precisamente la prueba a la que tuvieron que hacer frente en Gildas. Les llevamos una camiseta gris, de las de toda la vida, a ver qué eran capaces de hacer con ella.

Henar se pone manos a la obra y va explicando su trayectoria. Abrió la tienda hace cinco años, y "al principio no sabía ni utilizar la máquina de coser". Pero siguió adelante con aquello que dominaba: "comercializar las camisetas que yo misma pintaba y customizar las prendas de los clientes". La evolución desde entonces ha sido bastante provechosa. Ahora realiza diseños para vestir a los bailarines que tomarán parte en el próximo Festival de Cine de San Sebastián (del 20 al 29 de septiembre). También ha hecho diseños para los camareros del restaurante Gula-Gula o para los travestis que acompañan al grupo musical Fangoria. Mientras nos cuenta su trayectoria, Henar no deja de prestar atención a la customización de nuestra camiseta gris: tachuela por aquí, pintura por allá, tela de camuflaje por otro lado...

Henar con las manos en la masa

El objetivo básico de la customización "es crear una prenda única". Esta teoría también la aplica Henar en sus diseños propios, pues aborrece la producción en serie: "Yo creo prendas únicas, en una talla determinada, para que los clientes tengan algo personal y creativo". Gildas ahora forma parte de Moda Tours, el festival que, desde hoy hasta el próximo mes, ofrece un recorrido por 20 tiendas de moda alternativa en Malasaña. Henar valora esta iniciativa, pero recuerda que la moda aún se encuentra algo alejada de la calle, y que los diseños tienen que adaptarse a una realidad social plagada de mileuristas. Eso es lo que, según nos cuenta, pretende ofrecer en su tienda: "Creatividad y diseño a un precio normal".

Bueno, parece que nuestra camiseta ya se encuentra lista. Desde luego, en unos minutos ofrece un aspecto completamente diferente. Y es que la fórmula es sencilla, según Henar: "Un poco de habilidad en las manos para no estar pinchándose continuamente con las agujas y otro poco de creatividad".

Henar muestra el resultado definitivo

El itinerario de la moda alternativa


En este vídeo se ve uno de los diseños más extravagantes que desfilaron ayer

El barrio de Malasaña acoge, desde hoy y durante un mes, la tercera edición de Moda Tours. Esta feria, que se inauguró ayer con un desfile de moda en la Plaza de San Ildefonso, trata de promocionar la imagen de Madrid como ciudad de vanguardia, a través de la creación de un recorrido por las 20 tiendas que participan, situadas en los alrededores de la Corredera Baja de San Pablo. En la misma Plaza de San Idelfonso puede recogerse un mapa en el que figuran todos estos establecimientos.

Los clientes que se decidan a comprar algo participan en el sorteo de un cheque de 2.000 euros en ropa para gastar en alguna de las 20 tiendas implicadas. Además, puede ser una buena oportunidad para realizar un cambio de imagen, pues el ganador realizará las compras en compañía del diseñador Carlos Díez, un experto que actuará como asesor o "personal shopper".

En el desfile de ayer noche pudo verse una muestra de la ropa que venden tiendas como La Morgue (calle Espíritu Santo, 2) o Silma la Dulce (Corredera Baja de San Pablo, 45), las cuales toman parte en la experiencia. El desfile contó con la música de un dj y un baile con coreografía de Dani Pannullo.

Moda Tours llega justo antes de la celebración de El Ego de Cibeles, que se celebrará mañana y pasado, y que exhibirá la creación de jóvenes diseñadores. Este evento contará el sábado con la actuación de Sr. Chinarro y Grupo de Expertos Solynieve. Unos días más tarde, del día 17 al 21 de este mes, se celebra la Pasarela Cibeles en el Parque del Retiro.

miércoles, 12 de septiembre de 2007

El rincón de los perros que buscan pareja

Los perros pueden encontrar su media naranja en Pet a Porter

Una empresa ha decidido dar un toque de romanticismo a las relaciones entre mascotas con la creación de una agencia matrimonial canina. Pet a porter es la empresa que ejerce como maestra de ceremonias, al estilo de Jesús Puente o Isabel Gemio en aquellos programas de televisión de los años noventa, pero en versión perruna. Lo que necesitas es amor.

A esta empresa acuden los dueños cuando quieren cruzar a su mascota. Consultan las fotografías de pretendientes disponibles para su perro, eligen a uno de ellos y acuerdan una cita. Entonces los amos los llevan a dar una vuelta por un parque y el protagonismo recae en los animales y tal vez en el amor.

Tras la pertinente presentación, los perros se conocen y dictan veredicto. Si la hembra enseña los dientes o huye del macho no hay relación que valga. Si comienzan a jugar significa que se han gustado y que la relación es viable. Las épocas más propicias para las relaciones caninas son la primavera y los inicios del verano. Eso sí, los perros no son muy amigos del romanticismo y a veces no se lo piensan y culminan su relación en el momento de conocerse.

Pero Pet a Porter no sólo funciona como agencia matrimonial. También se dedica a la venta de artículos para mascotas. Y los hay verdaderamente sorprendentes, como el perfume para perros, las gafas de sol, las gorras caninas o los paraguas para perros. El artículo más vendido de cara a la temporada otoño-invierno son las sudaderas, para proteger a las mascotas del frío que viene. También ofrece un servicio de guardería, de peluquería y veterinario.

Pero el mundo está lleno de inconformistas, gente que siempre quiere ir más allá. Por ejemplo, hay una clienta que se acerca de vez en cuando a la tienda para preguntar si ya han recibido cascos de moto para perros. Silvia, que trabaja en la tienda de Pet a Porter de Hortaleza, asegura que han tratado de complacer a esta clienta por todos los medios, pero que no han logrado encontrar tal producto. Así, si algún lector sabe cómo conseguir cascos de moto para perros, por favor, que deje algún comentario.

Pet a Porter cuenta con tres tiendas en la ciudad, si bien tuvieron que cerrar una la semana pasada por la escasa afluencia de clientes, en la calle Benito Gutiérrez, por la zona de Argüelles. Sin embargo, la tienda de la calle Hortaleza goza de buena salud y celebra en octubre su primer aniversario.

Sabor casero chino en el subsuelo de Plaza España

El restaurante ha aumentado su clientela occidental desde que abrió hace ocho años


Lei es un joven chino de 26 años; llegó a España hace 8 y trabaja en Madrid como camarero en un restaurante chino, pero en su día libre se acerca a comer a la competencia: el restaurante chino del parking de Plaza de España. ¿Pero por qué no comes en tu propio restaurante? “Éste es más como en casa”.


El restaurante en cuestión se conoce entre los madrileños como “el chino verdadero” -aunque la traducción del nombre, según Liu Feng, la propietaria, sería algo semejante a “Paisaje”-, pues pasa por poner comida realmente china: nada de bufet libre, ni rollitos de primavera, ni show decorativo a base de lamparitas, cuadros en los que corren las cascadas, budas o musica de películas de Bruce Lee: es un restaurante chino y no necesita demostrarlo. Tiene fachada de tasca de pinchos baratos, pero bajo las vitrinas de la barra, en vez de croquetas y calamares, hay estómago de cerdo y lengua frita, y en la tele, en lugar de fútbol o Maria Teresa Campos, caracteres chinos en blanco van cambiando de color a medida que avanza la letra de la canción de un karaoke.


Lo normal es que haya gente esperando en la puerta. Nueve mesas pequeñas y tres banquetas en la barra no pueden dar cobijo a mucha gente, al menos no al mismo tiempo: “Hay mucha rotación, pero si vienes cuatro, olvídate de comer, porque dan paso a la gente que puede ocupar una mesa individual”, comenta Jaime, un joven que viene a comer aquí unas dos veces al mes desde hace un par de años. Junto a él, David, un compañero del trabajo, comparte su entusiasmo por el negocio:


- ¿Por qué os gusta tanto?

- Es bastante barato, y te pones a reventar. Además, la comida a lo mejor no es la más rica, pero es un poco como las lentejas de tu madre, que quizá no sean tan sofisticadas como las de un restaurante, pero te gustan más.


Antes de sentarte, una camarera, por su puesto china, te endosa con ligera brusquedad un menú azul en inglés y castellano, una deferencia para sus clientes occidentales frente a las hojas que divulgan los platos sobre el escaparate únicamente en chino, útiles para el nutrido número de compatriotas que comen aquí. “No, todavía no tengo mesa”, comenta novato un joven cliente al recibir la carta; “Primero, mira”, es la escueta respuesta de la camarera: hay que tener claro qué vas a comer antes de sentarte, para no ocupar las mesas más tiempo del necesario.


El menú es variado, pero conviene no dejarse llevar por la saturación de opciones: los platos son abundantes y algo de mano ancha con el aceite en la cocina facilita que el comensal se colme antes del segundo plato.


También es recomendable cierta experiencia previa en la gastronomía china, pues hay que elegir rápido y los nombres de los platos no contribuyen a evitar que el cliente novicio caiga en una comida un tanto reiterativa.


Los oídos sordos a estas advertencias tampoco deben preocuparse, pues quien por harto o por lleno no quiera seguir comiendo, puede pedir sin problema que le pongan sus sobras para llevar. Además, aun cuando te dejes la comida, tampoco es un gran derroche, pues a un máximo de cinco euros por plato, es difícil que sea mucho el dinero que echas a perder.

martes, 11 de septiembre de 2007

Un chef japonés para la repostería madrileña

También en la panadería donde trabaja Koji han subido los precios a raíz del mayor coste de las materias primas como la harina, que Jesabel dice que se ha encarecido un 50% en el último año


Probablemente el tatarabuelo de Jesabel nunca se habría imaginado que el toque maestro de su panadería tendría cierto regusto nipón. Él fue quien comenzó hace más de cien años una panadería en la calle Recoletos y que ahora gestiona su tataranieta Jesabel Fernández, desde que, hace un año, se trasladaron a la calle Santa Brígida 6, y empezaron a ofrecer, además, repostería. Fue precisamente en esa reconversión, idea de Francisco, el padre de Jesabel, cuando Koji apareció en el negocio familiar.


Koji Ishino nació hace 37 años en un pueblo cerca de Tokio y, tras trabajar allí durante seis años como cocinero, llegó a Barcelona en el 98, donde continuó con su profesión hasta que en el 2000 se especializó en repostería. Mientras trabajaba en una pastelería de la ciudad condal, coincidió con Xano Saguer, quien un día le contó que había montado una asesoría de repostería y le invitó a participar como uno de los cocineros.


Esta asesoría se llama Espai Sucre y funciona con sede en Barcelona desde febrero de 2000, ofreciendo también un servicio de restaurante especializado en postres y una escuela de repostería. Entre los clientes de su servicio de consulting, está la pastelería Viena Lacrem, el negocio familiar de Jesabel donde enviaron a Koji.


Aunque, según Jesabel, venden sobre todo pan, éste lo elabora su padre en la calle Antoñita Jiménez, mientras que de la repostería se encarga el chef japonés en el local de Santa Brígida. “No tiene nada que ver con lo normal”, explica Jesabel sobre sus dulces y pasteles; “se trata sobre todo de mezclar sabores: varios tipos de frutas, distintas clases de muses...”. Pero, pese a la innovación, la propia gerente confiesa que lo que más venden es el pastel de chocolate con frambuesas, que “existe hace siglos, pero es que a la gente aquí le gusta el chocolate”, asegura Jesabel.


Para Koji, el problema es que en Madrid la gente prefiere una repostería más clásica, al menos comparándola con Barcelona, así que dice que hay que introducir las novedades poco a poco. Por ahora, casi todas sus innovaciones cuentan con una base de bizcocho de té verde, pero el cocinero japonés espera poder aumentar el menú de dulces en los que nuevos sabores sean cada vez más palpables tanto a través del oído, como de la vista y el paladar: “Si algo se llama pastel de fruto rojo, cuando se coma debe saber a fruto rojo y en la decoración debe verse fruto rojo”, defiende Koji un concepto integral de la repostería.


Según él, el bizcocho de té verde está funcionando bien, así que espera poder pasar pronto al plum cake de té verde y si la gente lo acepta, a la crema de té verde, platos en los que el sabor de la hierba tendrá más fuerza. Después del té verde, le encantaría empezar a cocinar con yuzu, un cítrico muy aromático típico de Japón. Además, también piensa en la influencia del resto de países asiáticos y confía en que ingredientes que ya hacen modestas apariciones en la cocina de nuestro país, como el cilantro o la hierba-limón, den pronto el salto a la repostería.

El taxi de las artes

Ángel expondrá sus fotografías en Madrid

Ángel López Saguar es polifacético como un artista del Renacimiento. Toma fotografías, hace música y conduce un taxi. Todo ello con el telón de fondo de la ciudad de Madrid, a la que le ha dedicado canciones y un libro que contiene más de 900 fotografías. ¿Y qué le ha dado la ciudad a cambio? Sus fotografías de Madrid se han expuesto únicamente en Barcelona, merced a la labor de una productora leonesa. Sus vídeos musicales se exhiben en algunas televisiones mexicanas. ¿Y qué le ha dado Madrid? Pues bien, parece que la capital quiere saldar su deuda con el taxista/músico/fotógrafo y organiza una exposición de su obra fotográfica, prevista para octubre, en la octava planta de El Corte Inglés de Callao.

La carrera artística de Ángel Saguar viene de lejos. Allá por los principios de los ochenta, en plena ebullición de la "Movida", Ángel cargaba con su guitarra en el maletero de su taxi para dar conciertos en Rockola, en el Rincón del Arte Nuevo, en La Vía Láctea o incluso en los andenes del Metro. Recuerda sonriente la creatividad y las experiencias de aquellos días, aunque reconoce que la imagen de la época se ha explotado demasiado y que la mejor canción de la época no era ni de lejos "La chica de ayer". Y aún se acalora cuando se acuerda de aquellos taxis sin aire acondicionado y de color negro que se conducían en la época. Ángel nunca ha dejado de lado su faceta de cantante y ahora prepara su cuarto disco, mientras espera volver a los escenarios madrileños.

Tras unos años dedicado a la publicidad y al taxi, ante la infinidad de situaciones curiosas que presenciaba, decidió cargar con una cámara de fotos para guardar un registro personal de sus vivencias. El archivo fue creciendo y al final plasmó algunas de sus fotografías en Madrid: Licencia para mirar, publicado por la editorial La Librería, especializada en publicaciones sobre Madrid. Su libro ha gozado de bastante éxito y hasta le piden autógrafos en el taxi. En él se pueden ver imágenes curiosas, como la de un caballo pastando en pleno centro de Madrid, o imágenes que describen el ritmo de la ciudad.

Ángel asegura que su único secreto es el de ser una persona curiosa, "como una esponja", que trata de absorber todo lo que ve a su alrededor. Tal vez, también sea necesario una pequeña dosis del gamberrismo de Ángel:

- ¿Qué lugar de Madrid recomendarías?
- No puedo decírtelo, porque eso depende de si te gustan las iglesias o los intercambios de parejas.
- ¿Le gusta conversar con los clientes de su taxi?
- A veces, si el cliente empieza preguntando por mi equipo de fútbol, por el tiempo o por el tráfico, me invento una llaga en la boca que me impide seguir la conversación. Eso sí, si la charla merece la pena me encanta hablar con mis clientes.

lunes, 10 de septiembre de 2007

Una guía para la emancipación laboral

Tanto las administraciones de la Seguridad Social como del INEM abren de lunes a viernes de 9 a 14 horas


La verdad es que no tengo ni idea. Nosotros nos ocupamos de ellos mientras están aquí, pero luego...”. Ésta es la evasiva respuesta de Carmen, una de las orientadoras del Instituto de Educación Secundaria Isabel la Católica, ante la pregunta sobre el proceso administrativo que hay que seguir para la incorporación al mundo laboral. Tampoco José Niarra parece tener mucha idea en la oficina del Servicio Público de Empleo Estatal (INEM), donde acude a solicitar su número de la seguridad social para que puedan hacerle un contrato: eso se hace en la Tesorería General de la Seguridad Social...


La emancipación es un proceso que, tarde o temprano, llega, y, una y otra vez, se repiten los mismos errores, que obligan a dar vueltas, esperar filas y, en general, perder tiempo. No es fácil conseguir información completa en las oficinas de los distintos organismos, pues, tal y como indica una empleada de la administración número 8 de la Tesorería General de la Seguridad Social, allí están para trámites rápidos; sin embargo, el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales publica anualmente la Guía Laboral y de Asuntos Sociales, en la que se detallan todos los aspectos del mundo del trabajo.


En teoría, esta guía se puede comprar en quioscos de prensa: “Hombre, no es el Hola”, bromea un quiosquero de la calle de Orense para explicar la baja demanda que tiene este manual. Pedro, que lleva otro quiosco en la calle Doctor Esquerdo, cuenta que la última guía que le llegó fue en 2002: “Sólo recibí una y encima la devolví porque no la vendía”. Mucho más fácil es encontrarla en una delegación del Ministerio de Trabajo, en la calle Agustín Bethencourt número 11, donde venden la última guía por 18,50 euros.


“Realmente a mí me parece un sistema simple: yo nunca he tenido ninguna complicación”, opina Agustín Tortosa, que a sus 25 años se encuentra cobrando el paro por primera vez tras un año y medio de cotización. Su vida laboral comenzó en el Burguer King cuando apenas tenía 18 años, y lo primero que tuvo que hacer fue solicitar su número de la seguridad social, que se consigue en la Dirección Provincial de la Tesorería General de la Seguridad Social (calle Agustín de Foxá, 28-30, en Madrid) o en cualquier administración de la Tesorería (15 en el municipio de Madrid, 30 en la comunidad). Estas cifras se convirtieron en su número de afiliación a la Seguridad Social cuando la empresa le dio de alta en el sistema y será el mismo durante toda su vida laboral.


Entonces Agustín era aún adolescente y estaba estudiando, con lo que preferió no darse de alta en el paro. Sin embargo, acabados sus estudios universitarios le ofrecieron contrato como profesor en un colegio privado, y fue la propia empresa quien le pidió que se inscribiera en el Servicio Público de Empleo; es una petición muy normal por parte de las empresas, pues actualmente reciben distintas bonificaciones estatales por contratar a alguien que figura como desempleado: si es un hombre de entre 16 y 30 años, la empresa percibe 800 euros anuales durante los primeros cuatro años.


Darse de alta en el paro también es un proceso sencillo, según lo explica Agustín, y basta con llevar tu DNI a la oficina de empleo que corresponda te corresponda en función del código postal de tu domicilio. Inscribirse entonces en el paro es lo que ahora le permite vivir mientras se prepara unas oposiciones, después de que no le renovaran el contrato anual en el colegio: al haber cotizado durante un año a la seguridad social tiene derecho a cobrar el 70% de su sueldo durante 120 días (la duración y cuantía de la prestación varían en función del tiempo cotizado y del tiempo durante el que recibas el paro: consulta aquí las tablas).


Por ahora, Agustín sigue viviendo con sus padres, pero se podría decir que, a nivel laboral, está plenamente emancipado..., salvo por la cobertura sanitaria. Según la jefe del Área de Afiliación de la administración 8 de la Tesorería General de la Seguridad Social, tienes derecho a la asistencia sanitaria desde el momento en que trabajas, pero para ello tienes que solicitar tu propia tarjeta sanitaria (lo cual se hace en las administraciones de la Tesorería). En lugar de hacerlo, muchos, como Agustín, prefieren seguir al amparo de la tarjeta de sus padres, algo que podrán hacer mientras, oficialmente, sigan viviendo a sus expensas.