jueves, 20 de septiembre de 2007

Cante jondo en el suburbano madrileño

Carmen Pacheco Rodríguez, nombre auténtico de Carmen Linares, fue Premio Nacional de la Música en 2001 y Medalla de Oro de las Bellas Artes en 2006

Lonas negras cierran parte del vestíbulo de la estación de metro de Chamartín; dos sábanas rojas, a modo de puerta, dan paso a una alfombra del mismo color que atraviesa una sala atiborrada de sillas plegables de madera; al otro extremo, frente a la entrada, un escenario, un único foco blanco y una voz: "¡Hacia Roma caminan dos peregrinos, a que los case el Papa, mamita, porque son primos, niña bonita!".

Carmen Linares puso en pie anoche al auditorio de la tercera sesión de la Cumbre Flamenca Comunidad de Madrid 2007, con un repertorio que ella misma bautizó como "Popularis Jondis", compuesto a partes iguales por canciones populares y cante flamenco. A su derecha, Julio Blasco, Rafael Villanueva, Pedro Esparza, Ana Mari y Javier González, con el contrabajo, el violín, la flauta travesera y las palmas, respectivamente; a su izquierda, Paco Cortés y Miguel Ochando guitarras en mano, y Tino Di Geraldo con las manos sobre el cajón flamenco y la percusión en general.

Entre el público, muy pocos se sentaban con naturalidad, y preferentemente estiraban el cuello para intentar ver a la cantaora por encima de las cabezas de delante, o bien se giraban hacia los primeros planos que enfocaban cualquiera de las seis pantallas de plasma. Seguramente este mismo público tan propicio a la tortícolis estuviera pensando en Gallardón y en que ojalá hubiera puesto aire acondicionado también en las estaciones y no sólo en los vagones
de metro cuando tenía competencia para ello: el calor agobiante daba un aire andaluz al público con sus improvisados abanicos, y un énfasis a los rostros de sufrimiento y esfuerzo de la protagonista, bañada en sudor bajo los focos: "Vamos a salir de aquí más chiquitillos del calor que estamos pasando", protestó con humor Carmen Linares.

Sufriendo este mismo calor, entre el público estaba Maribel, bailarina profesional de baile clásico español desde hace 22 años. Ella vino también a las jornadas del lunes y el martes, con José Mercé en el estreno y El Güito al día siguiente, y resume ambas en dos palabras: "Genial, genial". También asistió a la cumbre flamenca del año anterior, en Nuevos Ministerios, "pero creo que este año está mejor, me parece que esto es más grande", aseguraba mientras esperaba ayer a recoger su invitación en una fila de más de media hora.

Algunos, de hecho, llevaban apostados al frente de la cola desde las seis de la tarde, aunque las entradas no se empiezan a repartir hasta las nueve. "Y mañana me han dicho que venga pronto, porque como toca Carmona dicen que esto va a estar hasta arriba", cuenta Maribel, viéndose a sí misma esperando durante tres horas para asegurarse una invitación para la sesión de hoy de Antonio Carmona.

El viernes será el turno de Aurora Vargas y Pansequito, otros dos grandes, según Maribel, para los que, sin embargo, ella misma cree que no habrá problema de entradas, porque dice que no son tan famosos fuera del mundillo como Carmona "y además, siendo viernes la gente se irá a otras cosas", explica Maribel con la esperanza puesta en una fila más corta.

El flamenco, según esta bailarina, está de moda, y aunque Maribel está encantada con certámenes como el del metro, teme que el flamenco esté desplazando a otros bailes clásicos españoles, y lamenta que el Ballet Nacional le dedique, a su parecer, también cada vez más tiempo.

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