martes, 4 de septiembre de 2007

Madrid, a su ritmo

Un debate enfrenta a ciudades "rápidas" y "lentas"

¿Es mejor la vida en el campo o la vida en la ciudad? Seguramente, mucha gente ha tenido que enfrentarse a esta pregunta en más de una ocasión. Pues bien, desde que unos científicos estadounidenses dijeron que el 23 de mayo de 2007 fue la fecha en la que la población urbana superó en número a la población rural en el mundo, sería mejor preguntar: ¿Es mejor la vida en las ciudades lentas o en las ciudades rápidas? El espíritu de la pregunta se mantiene, pero adaptada a una realidad cada vez más urbana. Y es que uno de los principales debates que se plantean las ciudades en la actualidad consiste en la necesidad de caminar hacia el futuro a un ritmo lento o a un ritmo rápido.

La defensa de las ciudades lentas ("slow cities") forma parte de un movimiento conocido como "slow movement", que se rebela contra el ritmo rápido de la vida contemporánea y reclama la vuelta del control individual y la conexión entre las diferentes esferas de la vida: las ciudades, la comunidad, la comida... La vertiente ciudadana de este movimiento neoludita nació en Italia, y distingue 55 criterios para calificar a una ciudad como "lenta". Teóricamente, sólo pueden optar a este reconocimiento las ciudades con menos de 50.000 habitantes, pero hay quien trata de abrir este movimiento a ciudades mayores. Entre sus argumentos está la reivindicación de las artesanías locales, la limitación de la contaminación, entre otras medidas, todas ellas orientadas al aumento de la calidad de vida de los ciudadanos. Entre las grandes capitales es Sydney la ciudad que más se aproxima a esta filosofía. En España hay varias localidades con esta calificación, como Bigastro, Pals, Mungia o Rubielos de Mora. El título de "Slow city" se ha convertido en un distintivo turístico, que ha formado una nueva forma de hacer turismo: el slow travel.

En oposición a este movimiento se halla la reivindicación de las ciudades rápidas ("fast cities"). Para sus defensores, las ciudades rápidas son las ganadoras de la batalla por el futuro, al servir como imán para la creatividad y las ideas importantes. Esta concepción darwinista de ciudad no identifica sencillamente ciudad grande y ciudad rápida. Más bien, la "fast city" es aquella en la que se da la oportunidad para que los individuos desarrollen todo su potencial, en la que se da la innovación física, cultural e intelectual y en la que hay energía suficiente para alimentar este círculo de creatividad. Existe una lista en la que figuran las 30 ciudades más rápidas, divididas en diferentes categorías, y en la que se encuentran Barcelona, Nueva York, Shanghai, Chandigarh (India), Tallín (Estonia), etcétera. También se habla de las ciudades que han crecido demasiado rápido, lo cual también genera problemas particulares, como sucede en Las Vegas.

Y ahora bien, ¿es Madrid una ciudad rápida o lenta? La verdad es que hay algunos síntomas que apuntan en cada dirección. Francisco Umbral ya supo ver la condición rápida de Madrid, al afirmar en la Trilogía de Madrid: "Madrid es una ciudad darwiniana que selecciona al más apto o al más cabrón, y contra eso no hay nada que hacer". Por otro lado, la creciente peatonalización del centro de Madrid es una característica que define a las ciudades lentas, como el impulso en la construcción del carril bici. ¿Cuál es tu opinión? ¿Es mejor la vida en las ciudades lentas o en las ciudades rápidas?

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