martes, 4 de septiembre de 2007

Salario negro

Entrada a un bar en el que aceptan distintos cheques de comida


Menú del día: bandeja de jamón ibérico, 65 euros; palitos de hojaldre, 29 euros; tarta quiche de espinacas, 31 euros; de postre, bizcocho de café con muselina de moka y fruta al coñac, 24 euros; todo regado con un cava Brut Nature, 10 euros: pagan los cheques de comida, en concreto, 18 cheques...

Útiles para comprar regalos, pagar en restaurantes, en guarderías, en academias de idiomas o incluso en equipos informáticos, los cheques de servicios cada vez se extienden más como una forma de pago en especie o de incentivos entre las empresas. El porqué no es una pregunta muy sutil: se ahorran dinero. Todo lo que se pague con cheques de este tipo no está sujeto a impuestos; por ejemplo, la página web de Cheques Gourmet permite calcular el ahorro que supone para cada empresa: un negocio de 35 empleados que dé cheques de comida de 9 euros diarios, se ahorraría en un año 20.160 euros en comparación con si ingresara ese mismo dinero en la nómina de sus empleados. En principio, también estos se benefician, porque tampoco ellos lo declaran: es, en cierto modo, dinero negro.

El problema es que tienen ciertas restricciones de uso que, en la práctica, no se respetan. Según se puede leer en la página de Cheque Gourmet, el cheque máximo es de 9 euros, tope que se puede abonar cada día usando este sistema de pago, y además, los cheques no son acumulables y sólo se pueden utilizar para pagar la comida. Sin embargo, en tiendas como la pastelería Mallorca aceptan los cheques de comida sin límite como forma de pago de cualquiera de sus productos, que se pueden pedir a domicilio. De esta forma, se puede encargar un banquete, canastillas preparadas o los regalos para entregar en una boda, bautizo o comunión.

Pero controlar estos gastos es demasiado difícil y deberían hacerlo los propios comercios. "En principio sólo los podemos aceptar para las comidas, pero los entregan también para desayunos y cenas. Pero si quieres vender, hay que seguir la voluntad del cliente", confiesa Julia Sanz, trabajadora en un bar-restaurante en Serrano donde el 70% de sus clientes pagan con cheques de comida.

¿Y tú, qué prefieres: cheques de comida o dinero en cuenta?

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